Dicen que el estilo hace al hombre. Durante sus 14 años como CEO de Microsoft, los memorandos de Steve Ballmer al personal rezumaban una prosa voluntarista y enfática, propia del entrenador de baloncesto que fue en su juventud. Su sucesor, Satya Nadella, comunicó esta semana en un mail los primeros cambios en la cúspide de Microsoft, con un símil extraído de otro deporte, el remo: «a veces pasa en el remo algo que es difícil definir – escribe Nadella – y que sólo ocurre cuando los ocho miembros del equipo reman al unísono, de tal forma que ningún factor individual deje de sincronizar con el resto… que ese algo, que en este deporte llaman swing, yo diría que es poético».
No hay constancia de que a Ballmer le interesara la poesía. Nadella, en cambio, la incluyó entre las aficiones (junto con el cricket, no así el remo) que enumera su biografía corporativa. Como lo poético no quita lo eficaz, el memorando tiene consecuencias prosaicas e inmediatas: la nueva configuración del estado mayor en el que se apoyará el CEO, y que en el glosario de siglas de uso interno se conoce como SLT (senior leadership team). Se parecerá poco al que acompañó a Ballmer en su última etapa.
Tres son, de momento, las novedades reseñables. Sale Tony Bates, que llegó como CEO de Skype y al que Ballmer designó EVP (executive vice president) a cargo de Desarrollo de Negocio y Evangelismo. El nombre de Bates se aireó como candidato a sucesor, pero es tradición que los perdedores decidan que «es el momento de buscar otra oportunidad» (así de poético se pone Nadella cuando escribe que Bates podrá llamarlo por Skype cuando quiera).
Distinto es el caso de Tami Reller, que el año pasado fue promovida a EVP de Marketing, pero – se dice que desairada por cierta pérdida de competencias – ha decidido «tomarse un tiempo antes de perseguir otros intereses fuera de la compañía». Su responsabilidad recaerá sobre Chris Capossela, nuevo CMO (chief marketing officer) con rango de EVP y plaza en el SLT. Reportará directamente a Nadella, lo que le evitará el riesgo de chocar con otro EVP, Mark Penn, nuevo CSO (chief strategy officer), que fuera uno de los fichajes más controvertidos de Ballmer. Penn procedía de su propia consultora de public affairs [antes estuvo en Burson Masteller] y durante un tiempo asesoró a Bill Clinton y a Tony Blair en asuntos de imagen.
Cambia de despacho Julie Larson-Green, que se ha comido el marrón de Windows 8: pierde su rango de EVP y su puesto en el SLT para desempeñarse ahora como chief experience officer a las órdenes del ascendente EVP Qi Lu. Este, a cargo del grupo Aplicaciones y Servicios, y la CFO (chief financial officer) Amy Hood, que ha ganado enteros en los últimos meses, se perfilan como las dos figuras más influyentes del equipo del CEO. Junto a ellos estará Scott Guthrie, que toma el anterior puesto de Nadella, EVP de la división Cloud & Enterprise. Otro (presunto) candidato perdedor, Stephen Elop, retiene su puesto en el organigrama, aunque puede que sólo transitoriamente, hasta que se consume la integración de la división de móviles de Nokia. El equipo de Nadella empieza a remar; queda por ver si tan al unísono y tan poéticamente como quisiera el nuevo timonel.